domingo, 16 de mayo de 2010

Cómprale a mamá


Pareciera que el amor a la madre se mide en estos tiempos por la capacidad adquisitiva de su hijo... y es que mientras más grande o costoso sea el regalo, la agasajada podrá vanagloriarse frente al resto con más orgullo. Basta recordar el remolino comercial que cada año acrecienta sus adeptos para darnos cuenta lo lejanos que nos encontramos del real significado del día de la madre.

Con el pasar de los años, la sociedad empuja al niño a materializar sus sentimientos comprando onerosos regalos bajo el slogan “Haz feliz a mamá” que las grandes tiendas comerciales exhiben en sus anuncios publicitarios. ¿En qué momento dejamos de valorar los sencillos detalles que hacían felices a nuestras madres? ¿Dónde quedaron los poemas, los papelitos corrugados sobre cartulina blanca, los sorbetes decorados con blonditas?

Tratemos de brindarles a nuestras madres un poquito del amor y el tiempo que ellas nos han dedicado. El día de la madre fue un boom comercial porque nosotros permitimos excluirlas de nuestra cotidianidad para celebrar con ellas sólo un domingo al año, en vez de agradecerles infinitamente cada día por el más valioso regalo de amor que nos han dado: la vida.